sábado, 13 de noviembre de 2021

La Palabra del domingo.

 

Daniel 12, 1-4

1. «En aquel tiempo surgirá Miguel, el gran Príncipe que defiende a los hijos de tu pueblo. Será aquél un tiempo de angustia como no habrá habido hasta entonces otro desde que existen las naciones. En aquel tiempo se salvará tu pueblo: todos los que se encuentren inscritos en el Libro. 2. Muchos de los que duermen en el polvo de la tierra se despertarán, unos para la vida eterna, otros para el oprobio, para el horror eterno. 3. Los doctos brillarán como el fulgor del firmamento, y los que enseñaron a la multitud la justicia, como las estrellas, por toda la eternidad. 4. «Y tú, Daniel, guarda en secreto estas palabras y sella el libro hasta el tiempo del Fin. Muchos andarán errantes acá y allá, y la iniquidad aumentará.»

Evangelio: Marcos 13, 24-32

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: 24. «Mas por esos días, después de aquella tribulación, el sol se oscurecerá, la luna no dará su resplandor, 25. las estrellas irán cayendo del cielo, y las fuerzas que están en los cielos serán sacudidas. 26. Y entonces verán al Hijo del hombre que viene entre nubes con gran poder y gloria; 27. entonces enviará a los ángeles y reunirá de los cuatro vientos a sus elegidos, desde el extremo de la tierra hasta el extremo del cielo. 28. «De la higuera aprended esta parábola: cuando ya sus ramas están tiernas y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 29. Así también vosotros, cuando veáis que sucede esto, sabed que El está cerca, a las puertas. 30. Yo os aseguro que no pasará esta generación hasta que todo esto suceda. 31. El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 32. Mas de aquel día y hora, nadie sabe nada, ni los ángeles en el cielo, ni el Hijo, sino sólo el Padre.


Nota: Así nos habla Jesucristo, Dios y hombre verdadero, acerca de lo que conviene saber para la salvación de las almas. Nuestro Señor nos invita a estar en vela; nos conmina a seguir Su Palabra, a guardar Sus mandamientos, si es que lo amamos (Juan 14, 15). Jesús habla claro y nos advierte de que Él es el Camino, y la Verdad, y la Vida; nos dice que nadie va al Padre sino es por Él (Juan 14, 6). No se pierde en circunloquios vanos que versan sobre la salud planetaria o la fraternidad y comprensión hacia las creencias paganas y los falsos dioses. Y Nuestro Señor Jesucristo no pretende poner a Simón Pedro al frente de una especie de confederación mundial de religiones insinuando que todas ellas son caminos válidos, o nacidos de la "sabiduría divina", para escalar una montaña que lleva a una cumbre común para todos en la que se encuentra una especie de Dios ambiguo e indefinido y que además es poco amigo de normas, preceptos y demás "rigideces". Conviene, pues, tener claras las cosas: Dios es misericordioso, sí, pero también justo, infinitamente justo. Porque no hay justicia sin misericordia ni perdón sin justicia. Lo contrario es un engaño de Satanás.

Al contrario, el Hijo de Dios nos exhorta a ir por todas las naciones y rincones del mundo a llevar Su Santa Palabra, Su Evangelio. Es decir, Jesús nos pide expresamente que evangelicemos; nos pide que llevemos la Verdad, que es Él, a toda criatura extraviada en falsas creencias, o ignorante de Su misión Redentora, bautizándola en el nombre del Padre, y del Hijo y del Espíritu Santo. Llevar la Buena Nueva a toda criatura es, en definitiva, un acto de obediencia a Dios Nuestro Señor y también un acto de amor, de caridad, hacia quien anda en tinieblas (Marcos 16, 15- 16: 15. Y les dijo: «Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación. 16. El que crea y sea bautizado, se salvará; el que no crea, se condenará).

No, el hijo de la Santísima Virgen María por el Espíritu Santo, Jesús, Dios, viene a morir por nuestros pecados y darnos vida eterna si en Él creemos. Porque es Él, y sólo Él, el Camino, y la Verdad, y la Vida. Tiempos recios en los que toca defender que el pasto, efectivamente, es verde y no azul. Laus Deo.

7 comentarios:

  1. Gracias por las lecturas. Un beso

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  2. El Evangelio de hoy está muy claro, tenemos que confiar en Dios y en su palabra además de estar en vela y preparados para ese final que un día llegará.Pido al Padre me guíe por buen camino.Saludos

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  3. Así es, y hemos de permanecer firmes, fieles a lo que oímos desde el principio. Y llevar el Evangelio que Salva y no andar en flexibilidades que acaban haciendo salvadores a otros que no son Cristo. Muy bien explicado recién brotado del Evangelio del Día del Señor. Quien no sirve a Dios, lo hace al dinero y al mundo y quiere puestico en él, a poder ser calentico y mandando. Tocan endechas y hemos de llorar y recordar las flautas alegres del Pontificado de JuanPa. Abrazos fraternos.

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    1. ¡Cuánto nos viene a la memoria el buen Papa San Juan Pablo II, hermano! Y también muy a menudo Benedicto XVI. La apostasía es tan grande dentro de la Iglesia que sólo se halla paz delante del Sagrario frente al Santísimo. Apocalipsis 22, 20: "Dice el que da testimonio de todo esto: «Sí, vengo pronto. ¡Amén! ¡Ven, Señor Jesús!"
      Abrazos fraternos.

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