jueves, 12 de marzo de 2020

Sic transit gloria mundi.

El asunto del coronavirus hace reflexionar al más pintado, y no es para menos a pesar de que no estamos hablando de un agente patógeno letal, ni muchísimo menos (la gripe mató en 2019 a más de 6000 personas sólo en España). No, no se trata de eso, más bien centro esta breve nota en el colapso de las estructuras sociales al que se puede llegar de seguir así. Pero sobre todo, hablo de la aterradora desnudez del hombre; de sus miserias anímicas, de la fachada con que gusta deslumbrar a sus congéneres para recibir loas que alimenten su ego. Una fachada de cartón piedra rellena de nada que, ¡ay!, este virus se está encargando de hacer aflorar a la superficie desde los sótanos personales más profundos.

De pronto se toma plena conciencia de que los oropeles con los que nos gusta rodearnos, ya sean reales ya sean producto de esa ficción llamada postureo, son vanos y no sirven para nada cuando la realidad aprieta y muestra su peor cara. De pronto, así por las bravas, la muerte entra en escena y los fuegos artificiales cesan por completo. La muerte, y no sólo, también la amenaza a los puntales sobre los que se asienta la burbuja de nuestras comodidades e ilusiones mundanas. Tras el clamoreo de la trompeta, descubrimos cuán débiles somos; descubrimos que somos hierba a merced del tiempo. Sin Dios, el hombre sólo puede entonar el lúgubre canto del cisne, del polvo. Sic transit gloria mundi.

Desde esta humilde web, llamo y animo a los visitantes (sorprendentemente numerosos) a la conversión. Les animo, con toda humildad, a que vuelvan sus ojos al Padre, a Nuestro Señor Jesucristo, Su Hijo, y a la Santísima Virgen María como Intercesora y Madre nuestra. Sólo en esa dirección está la paz y la Vida, la redención, independientemente del virus y los avatares que nos presente esta pequeña rendija en el tiempo a la que llamamos vida.

8 comentarios:

  1. Gracias por tu recordatorio. Un beso

    ResponderEliminar
  2. Gracias Peregrino, por tu llamamiento lleno de Amor de Dios por todos. Es reconfortante leerte, en medio de un alud de alarmismo que pretende agobiarnos más y más... Hoy me he sentido animada a hacer un post similar al tuyo. Es Él, como decía San Juan, es Él el que nos reconforta en la oración y nos hace comprender que todo esto es medicina para la vida del alma. Oremos y demos gracias.
    Un abrazo fraterno en el Amor de Cristo

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. No se merecen, Neila. Algo nos deja claro este episodio mundial: las comunidades humanas de este tiempo han perdido de vista lo trascendente. Han "matado"a Dios y han secado su alma. Esto pasa desapercibido cuando todo va sobre ruedas y la vida se asemeja a un capítulo de Heidi, pero cuando las cosas vienen mal dadas y la incertidumbre plana sobre las cabezas lo que se observa es que no hay paz; haciendo lo humanamente posible, luego no hay ese "dejar en manos de Dios" que mana de la Fe, la Esperanza y la Caridad. Oremos y tengamos clarísimo que ni un solo cabello de nuestras cabezas ha dejado de ser contado por el Creador.
      Abrazos fraternos en Cristo.

      Eliminar
  3. Nos creemos todopoderosos, autosuficientes y ante un microorganismo todo se nos derrumba, nos vence y ya no somos nada, pero con Dios lo somos todo.Saludos

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Cierto, Charo. Con Dios lo somos todo, sin Dios sólo somos fauna, y peor, una fauna soberbia. Saludos cordiales.

      Eliminar
  4. Magnífica reflexión. Es tan hermoso verse desnudo y contemplar como corre tan Buen Dios a vestirnos... ¿Quién tiene miedo con un Padre así? Fuerza en Cristo y Fe en Dios que cumple lo que dice nuestro Buen Pastor. Abrazos fraternos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. La paz contigo, Kim. El Padre nos lleva en brazos de Cristo, en el horizonte, extendiendo su Luz con infinita ternura, la presencia y la mirada de nuestra Madre del Cielo, por el camino, el perfumado jardín de la Fe. ¡Bendito sea Dios por siempre!
      Abrazos fraternos.

      Eliminar