Es un artículo de D. Javier Navascués. Original, pulsar aquí.
La devoción a la Virgen María fue llevada a debate en el Concilio
Vaticano II y fue una de las principales piedras de toque del
enfrentamiento entre los padres conciliares de línea más tradicional y
los progresistas. El primer punto esencial sobre la devoción mariana se
debatió en el año 1963. El punto principal en ese momento era si la
Virgen María y la devoción hacia María debía constituir un esquema del
Concilio, dedicado exclusivamente a Ella o bien si debía ser meramente
un capítulo en el esquema dedicado a la Iglesia. Los obispos de línea
tradicional defendían que la Santísima Virgen tuviera un esquema propio
en el Concilio para realzar la devoción a María como un concepto
fundamental de la fe católica. En cambio los obispos y teólogos progresistas, encabezados por los
obispos del Norte de Europa, sobretodo alemanes y de otras partes del
mundo, querían que María fuese solo un capítulo del esquema de la
Iglesia. Además estaban en contra del otro gran tema sobre la Virgen que
se trataría en el Concilio, la Corredención. Estaban en contra
realmente de la devoción a María, por considerarla un gran obstáculo en
el ecumenismo con los protestantes. En teoría defendían todos los dogmas
de María, pero en la práctica querían minimizar al máximo su devoción,
del tal manera que fueron conocidos en la prensa como los antimarianos.
Hay que decir que María tuvo importantes defensores en el Concilio
como el Padre Carlo Balic, nacido en Croacia y que fue un gran impulsor
de la devoción a María, mediante congresos y ediciones de libros que
ensalzaban a la Virgen como corredentora en la línea tradicional de la
Iglesia. El Padre Yves Congar, que era uno de los más destacados
progresistas del Concilio, llamaba en privado a Balic charlatán de feria
y vendedor ambulante. Otros obispos progresistas llamaban a los devotos
de María, en privado, espíritus medievales y enfermos psíquicos. Es un honor y un orgullo para la Iglesia en España, que los prelados
españoles estuviesen a la altura de las circunstancias y defendiesen el
honor de María con fuerza en la línea de la Tradición de la Iglesia y
del arraigo mariano de España, que San Juan Pablo II definiría como
Tierra de María.
El Cardenal Arriba y Castro, arzobispo de Tarragona, tomando la
palabra en nombre de 60 obispos españoles declaró públicamente que era
necesario aprobar un esquema propio sobre la Virgen María.
Desgraciadamente reflejó una ajustada mayoría progresistas y por 1114
votos a favor y 1074 en contra desestimó que María tuviera su esquema
propio en el Concilio. Como hemos dicho, el otro gran tema relacionado con María fue la
Corredención y su papel como Mediadora, en donde se reprodujo un año más
tarde en 1964 el enfrentamiento en relación con la Virgen María. En
defensa de las atribuciones de la Santísima Virgen intervinieron
enérgicamente dos obispos españoles: Monseñor Hervás y Benet, obispo de
Ciudad Real y Monseñor García de Castro, obispo de Granada, que en
nombre de los 80 obispos de España, defendieron con contundencia que no
se rebajara la devoción a María ni sus excelsas atribuciones. Los
obispos progresistas, entre ellos el portavoz de los 90 obispos de
lengua alemana, el Cardenal Döpfner, exigieron la supresión de la
expresión María mediadora.
Finalmente se alcanzó un precario compromiso entre los obispos
progresistas y los tradicionales y se elaboró un documento conjunto bajo
el título La Bienaventurada Virgen María, Madre de Dios, en el Misterio
de Cristo y de la Iglesia. En el artículo 62 del documento aparecía la
frase “La Bienaventurada Virgen María es invocada por la Iglesia
bajo los títulos de Abogada, Auxiliadora y Mediadora, que nada quitan ni
ponen a la dignidad y eficacia del único Mediador que es Cristo”.
Los progresistas no pudieron evitar que apareciera la palabra
Mediadora, pero consiguieron que no se explicara en que consistía esa
mediación y que no se hiciera referencia a la participación activa de la
Virgen en la Redención de la Humanidad. Y al recalcar en la última
frase que el único Mediador es Cristo consiguieron que el termino
Mediadora apareciese únicamente como un reconocimiento a la devoción
popular, pero no como un dogma. La mediación de María no quedó por tanto
completamente ignorada, pero no fue solemnemente proclamada como dogma,
tal y como muchos padres conciliares querían.
Post Data: En la festividad de San Pedro del año 1972, el Papa Pablo VI sentenciaba con la siguiente frase: “Se diría que a través de alguna grieta ha entrado el
humo de Satanás en el templo de Dios.”
Me ha gustado mucho este post tuyo. De Mariam nunquam satis, oímos de los clásicos de la Iglesia católica, como tantas otras máximas maravillosas que nos elevan hacia Dios, hacia santa María, nuestra Mamá del cielo, Mediadora, Intercesora, Corredentora y Reina, junto al único Rey del universo, Jesucristo, Dios y hombre, único Redentor válido ante Dios y ante los hombres.
ResponderEliminar¡Qué maravillosa es nuestra Fe y cuan rica es! Tenemos gran fortuna de poder acudir a los santos Padres de la Iglesia que confeccionaron los bordados iniciales del gran manto multisecular de la doctrina de Cristo, fundamentada en los santos Evangelios, la sagrada Tradición , las vidas de los santos y mártires, los doctores, el magisterio, etc.
Gracias, hermano, por tu valiosísima contribución a la causa de Cristo.
Ánimo y adelante, sigamos batallando con la oración y la palabra escrita en esta guerra universal en la que estamos inmersos, y que Cristo ya ha vencido, una vez y para siempre.
Perdona el rollo, me he alargado demasiado
Un abrazo fraterno
Así es, Neila, y lo percibes con más fuerza si cabe cuando en los tiempos funestos (tiempos pasados alejados de Cristo) uno se ha acercado hasta casi quemarse a toda esa morralla sincretista New Age que domina a demasiadas mentes ingenuas todavía. Cuando al fin vuelves a la Casa de Jesucristo y Nuestra Señora la Virgen María; cuando has agotado tu destierro por el desierto (el éxodo particular de cada uno) vives con fuerza, agradecimiento y humildad bien entendida la Verdad que guarda nuestra Fe, la única verdadera porque Jesucristo es el Camino, y la Verdad, y la Vida, y nadie va al Padre sino es por Él. Y a ello nos ayuda Santa María, la Puerta del Cielo y Arca de la Nueva Alianza.
EliminarCuando ves cómo desde dentro de la propia estructura temporal de la Iglesia se intenta minimizar o arrinconar el papel de María Santísima como corredentora nuestra, te duele en el alma. Escritos como este muestran hasta dónde llega esa ignominia.
Nada de rollo :) Perseveremos.
Abrazo fraterno.
Parece que los problemas vienen de antiguo. Un beso
ResponderEliminarSuele ocurrir :)
EliminarSaludos cordiales.
Me he quedado muy sorprendida ya que ignoraba todo el escrito sobre el Concilio Vaticano II.Siempre ha habido discrepancias en la Iglesia a través de todos los siglos.Saludos
ResponderEliminarEso es muy cierto. Ha habido hasta concilios en que los obispos llegaron a las manos; han habido herejías y ha existido un tal Lutero, eso es así, pero lo que viene sucediendo desde los 70 hasta esta parte es algo más profundo y grave que lo anterior, por aparatoso y grave que haya sido lo anterior. Ahora se está vaciando la Fe de contenido sobrenatural y se está transformando a la Iglesia en una ONG con vocación mundialista y sincretista. Desde los 70 se intenta con denuedo que Cristo no sea el centro de la Iglesia sino un aspecto más de la misma, de una iglesia con minúsculas antropocéntrica.
EliminarSaludos cordiales.
Lo del humo de Satanás es la expresión que muestra lo mucho que les cuesta entender que, si bien, en la Santa Iglesia jamás ha entrado ni entrará nada impuro, en el templo entra, pone la pezuña y deja su pestilencia el Maligno. Muchos clérigos son de su partido, no por las caídas de nuestra condición pecadora, no, sino por la adhesión a sus maléficos planes perteneciendo a logias masonas o partidos comunistas. Nosotros no debemos criticar la debilidad humana de tantos, que caen por nuestra falta de oración y ayuno, sino a los que pertenecen a un Caballo de Troya que pretende dinamitar la Iglesia desde dentro y apoderarse del mando jerárquico. Esos tales, no son Iglesia y fundan una iglesia falsa que es sinagoga de Satanás. También, como Neila, me ha gustado mucho esta entrada tuya tan completa y elaborada. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarCierto, muy cierto. A veces corremos el riesgo de caer en juicio temerario al juzgar las intenciones de nuestros semejantes, aunque sean sacerdotes. Como dices, la naturaleza pecadora del hombre aflora de mil formas distintas, y no pocas veces la soberbia se apodera de muchos de ellos. El tema son los otros, esos eclesiásticos que de forma radicalmente consciente han tomado partido por el non serviam aunque sea revestido de sotana. Ese Caballo de Troya puede llevarse a muchos católicos de a pie, sobre todo si no están bien formados, por delante. Nunca se acentuará lo suficiente la importancia de la formación seria y concienzuda del católico.
EliminarAbrazos agradecidos, hermano :)