sábado, 23 de noviembre de 2024

¡Viva Cristo Rey!

 

Llegados al final del año litúrgico, la Iglesia Católica (Universal) celebra a Cristo como Rey del Universo. Y así leemos en la Carta de San Pablo a los Colosenses 1, 13-20

13 Él nos libró del poder de las tinieblas y nos trasladó al Reino del Hijo de su amor, 14 en quien tenemos la redención: el perdón de los pecados. 15 Él es Imagen de Dios invisible, Primogénito de toda la creación, 16 porque en Él fueron creadas todas las cosas, en los cielos y en la tierra, las visibles y las invisibles, los Tronos, las Dominaciones, los Principados, las Potestades: todo fue creado por Él y para Él, 17 Él existe con anterioridad a todo, y todo tiene en Él su consistencia. 18 Él es también la Cabeza del Cuerpo, de la Iglesia: Él es el Principio, el Primogénito de entre los muertos, para que sea él el primero en todo, 19 pues Dios tuvo a bien hacer residir en Él toda la Plenitud, 20 y reconciliar por Él y para Él todas las cosas, pacificando, mediante la sangre de su cruz, lo que hay en la tierra y en los cielos.
Porque dos son los caminos que llevan a dos ciudades. En uno de ellos Cristo es el Rey absoluto en el corazón de los peregrinos que caminan por este mundo que pasa -muchas veces a pesar de los falsos profetas que ennegrecen a la mismísima jerarquía de Su Santa Iglesia. Es el Sol eterno que alumbra la ley de sus obras y pensamientos con la guía segura y siempre suave y amorosa de Su Santísima Madre y Madre nuestra, la Santísima Virgen María. En ese camino, Cristo es el Norte seguro, y el único Norte, que lleva a la Ciudad de Dios.

En el otro, Cristo no reina y Cristo es ninguneado. En ese camino Cristo es objeto de escarnio, blanco de mofa y Su Sagrado Nombre es cubierto con blasfemias; por ese camino transitan las sombras negras del indeferentismo religioso y el relativismo. Quienes lo transitan tienen por ley a sí mismos y el non serviam alumbra sus pasos con luces de prostíbulo. Es el camino ancho y empedrado que lleva a la Ciudad de Satanás.

Mateo 25, 31-46

31. «Cuando el Hijo del hombre venga en su gloria acompañado de todos sus ángeles, entonces se sentará en su trono de gloria. 32. Serán congregadas delante de él todas las naciones, y él separará a los unos de los otros, como el pastor separa las ovejas de los cabritos. 33. Pondrá las ovejas a su derecha, y los cabritos a su izquierda. 34. Entonces dirá el Rey a los de su derecha: “Venid, benditos de mi Padre, recibid la herencia del Reino preparado para vosotros desde la creación del mundo. 35. Porque tuve hambre, y me disteis de comer; tuve sed, y me disteis de beber; era forastero, y me acogisteis; 36. estaba desnudo, y me vestisteis; enfermo, y me visitasteis; en la cárcel, y vinisteis a verme.” 37. Entonces los justos le responderán: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento, y te dimos de comer; o sediento, y te dimos de beber? 38. ¿Cuándo te vimos forastero, y te acogimos; o desnudo, y te vestimos? 39. ¿Cuándo te vimos enfermo o en la cárcel, y fuimos a verte?” 40. Y el Rey les dirá: “En verdad os digo que cuanto hicisteis a unos de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo hicisteis.” 41. Entonces dirá también a los de su izquierda: “Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el Diablo y sus ángeles. 42. Porque tuve hambre, y no me disteis de comer; tuve sed, y no me disteis de beber; 43. era forastero, y no me acogisteis; estaba desnudo, y no me vestisteis; enfermo y en la cárcel, y no me visitasteis.” 44. Entonces dirán también éstos: “Señor, ¿Cuándo te vimos hambriento o sediento o forastero o desnudo o enfermo o en la cárcel, y no te asistimos?” 45. Y él entonces les responderá: “En verdad os digo que cuanto dejasteis de hacer con uno de estos más pequeños, también conmigo dejasteis de hacerlo.” 46E irán éstos a un castigo eterno, y los justos a una vida eterna

Christus Vincit, Christus Regnat, Christus Imperat. 
Christus vincit, regnat, imperat: ab omni malo plemem suam defendat.

*El Papa Sixto V (1521-1590) hizo grabar estas palabras en el obelisco que se levanta en medio de la plaza de San Pedro en Roma.

¡VIVA CRISTO REY!


Addenda: Sobre el reinado de Cristo y sus profundas implicaciones, les enlazo un excelente artículo del P. José María Iraburu. Clicar aquí.

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