Es un precioso texto de Don Bruno M escrito en la página InfoCatólica cuyo original pueden encontrar clicando aquí. Lleva por título "Las más guapas" y se lo dedico especialmente a mi esposa, porque es la más guapa de entre las guapas; a mis hijos, para que se anden con ojo a la hora de elegir esposa y a los jóvenes católicos en general para que hagan lo mismo. Disfruten el texto porque es encantador y muy veraz.
"Para desasnar un poco a los lectores jóvenes e
impartirles algo de la sabiduría ganada con los años, me ha parecido
oportuno traer al blog una frase leída por ahí en Internet, del P.
Manuel Martínez Cano: “¿Por qué las mujeres católicas son más guapas? Porque la gracia de Dios perfecciona la naturaleza”. En una frase humorística, claro, pero, como dicen los yanquis, it’s funny because it’s true, es divertida porque es verdad. Ceteris paribus, las católicas son más guapas que las que no lo son. No me refiero simplemente a la belleza interior (que también), sino a la belleza en el sentido más habitual de la palabra.
La belleza externa de una mujer es algo indefinible, que no se puede
reducir a la física y las matemáticas. Incluye siempre un nosequé que
hace que sea una belleza humana y no simplemente física o biológica.
Hay muchos factores naturales que intervienen en ello, por supuesto, pero la gracia de Dios tiene ese nosequé en grado sumo
y hace que la belleza de una chica católica sea incomparable con la de
las que no lo son. A fin de cuentas, toda belleza creada es reflejo de
la Belleza de Dios y la gracia no es más que eso: la presencia de la
Belleza de Dios y sus efectos transformadores en el ser humano. De esto
se sigue casi necesariamente lo que señala la frase del P. Cano.
Más castizamente, la sabiduría popular dice que algo (o alguien) es “más feo que un pecao".
En efecto, no hay nada menos bello que el pecado y, en particular, el
peor de los pecados, que es la desesperanza, tan frecuente (y poco menos
que inevitable) entre las agnósticas de hoy, pobrecillas. Del mismo
modo, el culmen de la fealdad humana es la pornografía, que produce una profundísima desesperanza y tristeza en el que la consume.
No es casualidad, por otro lado, que se hayan dedicado innumerables poemas a la belleza de nuestra Señora.
¿Por qué, si en los evangelios no se la describe físicamente? Porque
María es la llena de gracia y la fealdad del pecado no la rozó siquiera.
Ninguna otra mujer ha reflejado como ella la belleza de Dios. Además, y
tomando prestado un viejo argumento español sobre la inmaculada
concepción, podemos preguntarnos: ¿quiso Dios que María fuera la más
bella de las mujeres de la tierra? ¿Cómo no iba a quererlo, si se
trataba de su Madre? Pues entonces, quiso, pudo (porque era Dios), luego
lo hizo. Creó a su Madre como la más bella de las mujeres, hermosa
como Tirsá, encantadora como Jerusalén, majestuosa como las estrellas
del cielo, bella como la luna y refulgente como el sol.
Las mujeres católicas, como hijas de nuestra Señora, se parecen a ella y están tocadas por su hermosura.
No hay nada más bello que una mujer rezando en silencio ante el
sagrario. ¿Por qué creéis que, hasta hace muy poco, las mujeres se
ponían un velo o mantilla cuando entraban en la iglesia? Para que no nos
deslumbrara su belleza, como Moisés cuando salía de ver a Dios en la
Tienda del Encuentro.
Volviendo a los lectores jóvenes: no seáis cenutrios.
Buscad a buenas católicas, que además de ser buenas, son más guapas, y
lo digo por experiencia. Si conoces a tu futura mujer en un bar, la
probabilidad de que tu matrimonio sea un desastre se multiplica por mil.
Si tu novia baila bien, estupendo, pero asegúrate sobre todo de que
rece bien, porque en el matrimonio se reza mucho más de lo que se baila.
Como decía el viejo poema inglés, tu esposa no podrá quererte como te mereces si no quiere mucho más a Dios que a ti. ¿Recuerdas esa frase del Evangelio: buscad el reino de Dios y todo lo demás se os dará por añadidura?
Pues esto es algo parecido. Busca una novia que sea buena católica y,
por añadidura, te encontrarás con que es mucho más guapa que las demás.
Curiosamente, por alguna razón teológica que escapa a mi limitada inteligencia, esto no se cumple en los varones católicos, que somos, si cabe, aún más feos que los demás. A ellas, sin embargo, no parece importarles."
No lo había visto así. Un beso
ResponderEliminarNunca había leído una oda semejante y me ha parecido muy acertada. Saludos cordiales.
EliminarCurioso texto pero me ha sorprendido que sólo son más bellas las mujeres católicas y no los hombres católicos, creo que deberían de ser también más bellos pues son, cómo la mujer, reflejo de Dios... No entendí bien la frase de tu entrada anterior y pensé que el león era el maligno pero al leer tu respuesta ya veo que no.Saludos
ResponderEliminarEl texto me ha parecido encantador, además de ser una oda a la belleza de la mujer católica muy bien escrita y escrita desde el respeto y el buen gusto. También está tocado el escrito con una pequeña dosis de humor que viene de la pluma de Don Bruno, varón él mismo, lo cual explica la puya final sobre los varones católicos.
EliminarLa frase de la entrada anterior es fácilmente malinterpretable, así que no te preocupes en absoluto (yo mismo hubiera podido malinterpretarla de haberla visto por vez primera). Saludos cordiales.
Es cierto que la persona, es decir el rostro fundamentalmente y también el resto del cuerpo, es más hermoso si el alma está en gracia de Dios. Porque somos cuerpalma como diría un filósofo, y así un alma hermoseada por la divina Presencia hace su rostro y su cuerpo hermosos también.
ResponderEliminarPrecioso escrito, gracias
Así lo creo, Neila. El escrito me pareció muy hermoso y veráz. Abrazos fraternos.
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