Son las Antífonas Mayores de Adviento, también conocidas como Antífonas de la O pues es así como empiezan. Estas Antífonas son utilizadas habitualmente en la oración de «Vísperas» (forman parte del Magnificat) de los últimos días del Adviento. El período de tiempo en el cual se recitan es desde el 17 de diciembre hasta el 23 de diciembre.
1. Oh Sabiduría, que brotaste de los labios del Altísimo,
abarcando del uno al otro confín,
y ordenándolo todo con firmeza y suavidad:
ven y muéstranos el camino de la salvación.
II. Oh Adonai, Pastor de la casa de Israel,
que te apareciste a Moisés en la zarza ardiente
y en el Sinaí le diste tu ley:
ven a librarnos con el poder de tu brazo.
III. Oh Renuevo del tronco de Jesé, que te alzas como un signo para los pueblos;
ante quien los reyes enmudecen,
y cuyo auxilio imploran las naciones:
ven a librarnos, no tardes más.
IV. Oh Llave de David y Cetro de la casa de Israel;
que abres y nadie puede cerrar;
cierras y nadie puede abrir:
ven y libra a los cautivos
que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
V. Oh Sol que naces de lo alto,
Resplandor de la luz eterna, Sol de justicia:
ven ahora a iluminar a los que viven en tinieblas y en sombra de muerte.
VI. Oh Rey de las naciones y Deseado de los pueblos,
Piedra angular de la Iglesia, que haces de dos pueblos uno solo:
ven y salva al hombre,
que formaste del barro de la tierra.
VII. Oh Emmanuel, rey y legislador nuestro,
esperanza de las naciones y salvador de los pueblos:
ven a salvarnos, Señor Dios nuestro.
Post Data: Empieza el Adviento que es, no lo olvidemos, tiempo de preparación para la Venida del Redentor. Esta Venida, siendo una, es dual pues se funde en ella el Nacimiento de Jesucristo, que fue concebido por el Espíritu Santo y nació de Santa María Virgen, con Su segunda Venida en los tiempos finales de este mundo que pasa. Es, pues, un tiempo de espera y esperanza
para los cristianos, y con ese espíritu amanece el nuevo año litúrgico
dando contenido esencial a las cuatro semanas que nos restan para la Navidad. El Adviento nos invita a estar atentos, a permanecer en vela; nos exhorta a dejar entrar a Nuestro Señor
en nuestro corazón, a nacer y señorear en él. Sí, el Adviento nos lleva
camino a Belén en medio de un mundo enloquecido que se queda adorando el
solsticio de invierno, dando portazo al Niño Dios. ¡Vayamos a Belén! ¡Caminemos con alegría y esperanza pues nos va a nacer el Mesías, el Salvador nuestro Señor Jesucristo! Laus Deo.
No conocía el texto. Feliz Adviento. Un beso
ResponderEliminarVale la pena profundizar en los tesoros que tiene nuestra Tradición católica. ¡Feliz Adviento!
EliminarSaludos cordiales.
¡Oh! Magnífico Peregrino, permanezcamos a la Espera. Abrazos fraternos.
ResponderEliminarAquella noche, Noche Santa, todos permanecían en sus cosas sin notar que el Hijo de Dios se hacía hombre en el Arca Sagrada de la Santísima Virgen María. Sólo unos pocos fueron a adorarLe. Esperemos con la lámpara encendida, hermano :)
EliminarAbrazos fraternos.
Tiempo de espera para ver nacer a Dios. Ya lo explico en mi blog.Es bueno que los cristianos demos buen testimonio de esta maravillosa espera.Saludos
ResponderEliminarAsí sea, Charo. Ver nacer a Dios en el tiempo y en el espacio, en la carne, para salvarla del pecado y de su hija la muerte. ¡Demos testimonio! Saludos cordiales.
EliminarQue escrito tan hermoso
ResponderEliminarademas de su significado,
felicidades en este Adviento.
Besitos dulces
Siby
La Tradición Católica está llena de ellos, joyas bellísimas cargadas de devoción y sabiduría :)
EliminarSaludos cordiales.
Lo de la propagand en árabe tiene miga, Peregrino. Alguien más por quien orar.
ResponderEliminarPrecioso texto. La Biblia mezcla historia, tradición, poesía y belleza como ningún otro escrito. Todo surge de la misma fuente: El Espíritu Santo bendito.
Abrazos fraternos
Se coló en el blog, es increíble cómo se mueve esa gente. Supongo que serán robots, digo yo, vaya.
EliminarCierto, la Biblia también es todo eso que mencionas, además de ser el libro más presente en las estanterías de cualquier casa y, a la vez, el más ignorado de todos ellos. Ojo, e incluso pasa con católicos devotos: de la Palabra de Dios sólo conocen lo que escuchan en las lecturas de la Misa y, si acaso, de algún que otro autor que habla sobre la Biblia, ¡pero no se deciden a adentrarse en esa joya susurrada por Dios a los hombres por medio del Espíritu Santo.
Abrazos fraternos.