domingo, 29 de septiembre de 2019

Arcángeles Miguel, Gabriel y Rafael.

Breve historia de la Oración a San Miguel Arcángel

Fue el Papa León XIII quien en la década de 1880 escribiera la conocida oración a San Miguel Arcángel. Testigos presenciales aseguraron que el Pontífice tuvo una visión en la que vio a Satanás, por lo que decidió pedir la intercesión de San Miguel para toda la Iglesia.

En el libro “Habla un exorcista”, del fallecido exorcista italiano Padre Gabrielle Amorth, se narra que un sacerdote llamado Domenico Pechenino conoció de primera mano lo que llevó al Papa León XIII a escribir la oración.

El P. Pechenino relató lo siguiente:
No recuerdo el año exacto. Una mañana el Sumo Pontífice León XIII había celebrado la Santa Misa y estaba asistiendo a otra, de agradecimiento, como era habitual. De pronto, le vi levantar enérgicamente la cabeza y luego mirar algo por encima del celebrante. Miraba fijamente, sin parpadear, pero con un aire de terror y de maravilla, demudado. Algo extraño, grande, le ocurría. Finalmente, como volviendo en sí, con un ligero pero enérgico ademán, se levanta. Se le ve encaminarse hacia su despacho privado. Los familiares le siguen con premura y ansiedad. Le dicen en voz baja: ‘Santo Padre, ¿no se siente bien? ¿Necesita algo?’ Responde: ‘Nada, nada’. Al cabo de media hora hace llamar al secretario de la Congregación de Ritos y, dándole un folio, le manda imprimirlo y enviarlo a todos los obispos diocesanos del mundo”, añadió. ¿Qué contenía? La oración que rezamos al final de la misa junto con el pueblo, con la súplica a María y la encendida invocación al príncipe de las milicias celestiales, implorando a Dios que vuelva a lanzar a Satanás al infierno”, concluyó.
También Rinaldo Angelí, secretario particular de León XIII, nos da este testimonio:
León XIII experimentó verdaderamente la visión de los espíritus infernales que se concentraban sobre la Ciudad Eterna (Roma); de esa experiencia surgió la oración que quiso hacer rezar en toda la Iglesia. Él la rezaba con voz vibrante y potente: la oímos muchas veces en la basílica vaticana. No sólo esto, sino que escribió de su puño y letra un exorcismo especial contenido en el Ritual romano (edición de 1954, tit. XII, c. III, pp. 863 y ss.). Él recomendaba a los obispos y los sacerdotes que rezaran a menudo ese exorcismo en sus diócesis y parroquias. Él, por su parte, lo rezaba con mucha frecuencia a lo largo del día”.
Según la tradición, lo que motivó al Papa León XIII a escribir la oración fueron las terribles imágenes que vio y escuchó.
Vi demonios y oí sus crujidos, sus blasfemias, sus burlas. Oí la espeluznante voz de Satanás desafiando a Dios, diciendo que él podía destruir la Iglesia y llevar todo el mundo al infierno si se le daba suficiente tiempo y poder. Satanás pidió permiso a Dios de tener 100 años para poder influenciar al mundo como nunca antes había podido hacerlo”, dijo.
La oración de San Miguel se añadió en 1886 a las otras “oraciones Leoninas” que el Santo Padre había mandado recitar después de 1884. Estuvo vigente hasta antes de las reformas litúrgicas del Concilio Vaticano II. Sin embargo, los fieles pueden seguir esta devoción de manera privada.

Oración a San Miguel Arcángel del Papa León XIII:

San Miguel Arcángel defiéndenos en la lucha.
Sé nuestro amparo contra la maldad y las asechanzas del demonio.
Reprímele Oh Dios, pedimos suplicantes
Y tú, Príncipe de la Milicia Celestial,
armado del Poder Divino,
arroja al infierno a Satanás y a todos los espíritus malignos
que para la perdición de las almas,
vagan por el mundo,
Amén.


Post Data: Tras la reforma litúrgica después del Vaticano II, se suprimió esta oración de la misa, y por ello mayoritariamente el pueblo de Dios dejó de rezar esta oración a san Miguel Arcángel. El poder del espíritu del mal se hizo sentir con fuerza en el postconcilio, de tal modo que el beato Pablo VI, en  la festividad de San Pedro de 1972, se sintió con la responsabilidad de comunicar a la Iglesia una intuición suya que pudiera dar una explicación de lo que sucedía:
Creemos –observó el Santo Padre- en algo preternatural llegado al mundo precisamente para turbar, para sofocar los frutos del Concilio Ecuménico y para impedir que la Iglesia estallara en el himno del gozo de haber vuelto a poseer en plenitud la conciencia de sí misma”. Se lamentaba en estos términos: “También en la Iglesia reina el estado de confusión. Se creía que después del concilio habría venido una jornada de luz para toda la Iglesia. En cambio, ha venido una jornada de nubes, tempestades, oscuridad e incertidumbre…”. Y añadió: “Por alguna brecha ha entrado el humo de Satanás en el templo de Dios

8 comentarios:

  1. Gracias por recordarnos la historia. Un beso

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  2. Desconocía lo que cuentas y tampoco recordaba la oración a San Miguel pues en mi época antes del Cocilio la misa era en latín y no me enteraba de nada y en el colegio de monjas donde estudié no nos la enseñaron. Me alegró enormemente poder participar en una Eucaristía en mi idioma, algo que tenía que haber sido siempre así.Saludos

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    1. En mi localidad no se oficia la Misa Tidentina, o Misa ad Orientem (en latín). Por edad era un niño cuando finalizó el CVII, así que no tuve la suerte de asistir de continuo a la liturgia no reformada. Evidentemente asisto, con mi mujer e hijos, a la Misa moderna pues la Tridentina más próxima a mi localidad está a muchos kilómetros en coche. Quienes sí asisten y me lo han contado coinciden en que, sin entender casi nada de latín, hay un misterio gozoso que se celebraba en el silencio y en el Sacrificio Eucarístico del sacerdote hacia el altar. No tantas intervenciones de los feligreses, cero guitarras e intervalos largos en los cuales el devoto puede sumergirse en la oración. Además, con el misal en mano uno sigue perfectamente la Celebración y, con el tiempo, si se le ponen ganas, entiende perfectamente el latín usado en la Misa. Saludos cordiales.

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  3. creo que cuanto más nos internamos en esta época maldita, menos nos damos cuenta de que verdaderamente lo es. Hablo en general para todos y especialmente de aquellos que al presente no creen o no quieren creer en Jesucristo y su Obra la Iglesia católica.
    Decía un santo que tenerle devoción al arcángel San Miguel era señal de estar bien encaminado ( bueno, el santo lo expresaba de otra manera ). Amemos pues a este Arcángel igual que a los otros ángeles del Cielo, que están con nosotros para ayudarnos a mantenernos a flote en medio de la tempestad.
    Confiemos mucho en ellos, y en Jesús, el Señor, María, Nuestra Madre y Señora.
    Nunca nos abandonan. Confiemos
    Saludos fraternos

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    1. Así lo veo yo también, Neila. Existe una falta total de perspectiva y las ramas, que son muchas, no nos dejan ver el bosque, y es negro. Siempre menciono algunos numerales del Catecismo que no puedo dejar de tener en mente: me parece a mi que describen a la perfección esta etapa de la historia. Ya los puse en una entrada pero los copio de nuevo:

      675 Antes del advenimiento de Cristo, la Iglesia deberá pasar por una prueba final que sacudirá la fe de numerosos creyentes (cf. Lc 18, 8; Mt 24, 12). La persecución que acompaña a su peregrinación sobre la tierra (cf. Lc 21, 12; Jn 15, 19-20) desvelará el "misterio de iniquidad" bajo la forma de una impostura religiosa que proporcionará a los hombres una solución aparente a sus problemas mediante el precio de la apostasía de la verdad. La impostura religiosa suprema es la del Anticristo, es decir, la de un seudo-mesianismo en que el hombre se glorifica a sí mismo colocándose en el lugar de Dios y de su Mesías venido en la carne (cf. 2 Ts 2, 4-12; 1Ts 5, 2-3;2 Jn 7; 1 Jn 2, 18.22).

      676 Esta impostura del Anticristo aparece esbozada ya en el mundo cada vez que se pretende llevar a cabo la esperanza mesiánica en la historia, lo cual no puede alcanzarse sino más allá del tiempo histórico a través del juicio escatológico: incluso en su forma mitigada, la Iglesia ha rechazado esta falsificación del Reino futuro con el nombre de milenarismo (cf. DS 3839), sobre todo bajo la forma política de un mesianismo secularizado, "intrínsecamente perverso" (cf. Pío XI, carta enc. Divini Redemptoris, condenando "los errores presentados bajo un falso sentido místico" "de esta especie de falseada redención de los más humildes"; GS 20-21).

      677 La Iglesia sólo entrará en la gloria del Reino a través de esta última Pascua en la que seguirá a su Señor en su muerte y su Resurrección (cf. Ap 19, 1-9). El Reino no se realizará, por tanto, mediante un triunfo histórico de la Iglesia (cf. Ap 13, 8) en forma de un proceso creciente, sino por una victoria de Dios sobre el último desencadenamiento del mal (cf. Ap 20, 7-10) que hará descender desde el cielo a su Esposa (cf. Ap 21, 2-4). El triunfo de Dios sobre la rebelión del mal tomará la forma de Juicio final (cf. Ap 20, 12) después de la última sacudida cósmica de este mundo que pasa (cf. 2 P 3, 12-13).

      Que Jesucristo y la Santísima Virgen María nos den luz y fuerza para afrontar estos tiempos. De alguna forma, los católicos debemos tener la alegría que emana de la esperanza. Saludos fraternos.

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  4. Muchas gracias!!

    Un cordial saludo.

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