El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo». Ella se turbó grandemente ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquel. El ángel le dijo: «No temas, María, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre; reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin».
Y María dijo al ángel: «¿Cómo será eso, pues no conozco varón?». El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer será llamado Hijo de Dios. También tu pariente Isabel ha concebido un hijo en su vejez, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible».
María contestó: «He aquí la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra». Y el ángel se retiró.
484 La Anunciación a María inaugura «la plenitud de los tiempos» (Ga 4, 4), es decir, el cumplimiento de las promesas y de los preparativos. María es invitada a concebir a aquel en quien habitará «corporalmente la plenitud de la divinidad» (Col 2, 9). La respuesta divina a su «¿cómo será esto, puesto que no conozco varón? (Lc 1, 34) se dio mediante el poder del Espíritu: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti» (Lc 1, 35).
485 La misión del Espíritu Santo está siempre unida y ordenada a la del Hijo (cf. Jn 16, 14-15). El Espíritu Santo fue enviado para santificar el seno de la Virgen María y fecundarla por obra divina, él que es «el Señor que da la vida», haciendo que ella conciba al Hijo eterno del Padre en una humanidad tomada de la suya.
Dios te salve, María, Hija de Dios Padre,
Dios te salve, María, Madre de Dios Hijo,
Dios te salve, María, Esposa de Dios Espíritu Santo,
Llena eres de Gracia, el Señor está contigo
bendita tú eres entre todas las mujeres
y bendito es el fruto de tu vientre Jeśus.
Santa María, Madre de Dios
ruega por nosotros, pecadores,
ahora y en la hora de nuestra muerte
ahora y en la hora de nuestra muerte
Amén.
Amén. He aquí el esclavo de la humilde esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra, fiat Señor.Abrazos fraternos.
ResponderEliminarAmén. Cito tu frase porque es completa y me identifico con ella punto por punto: " He aquí el esclavo de la humilde esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra, fiat Señor.
Eliminar¡Amén!
Saludos fraternos.
Preciosa lectura. Un beso
ResponderEliminarTan veraz como profunda y determinante para los hijos de Dios. Saludos cordiales.
EliminarHoy es el cumple de Jesús, le he felicitado en la misa de 11 que trasmite TV13 todos los días.También es el cumple de una vecina y de su hijo pequeño y hemos salido a las terrazas los vecinos a cantarles "cumpleaños feliz".Me uno a la oración a nuestra Madre.Saludos
ResponderEliminarCon el "Sí" de nuestra Madre del Cielo se nos abrieron las puertas del mismo. Es un día para celebrarlo, es el punto de inflexión que cambió la historia; el año cero: de la muerte a la Vida. Saludos cordiales.
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